NO SUPLICO, NADA IMPLORO

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Eran nuestras, ahora mías.

Llenas estaban, ahora vacías.
Con rabia las ondeo sin lograr desprender

ese aroma, esa fragancia que evoca todo tu ser
Acaba el día, y día tras día,

¡NO SE COMO HACER,!

Me acurruco entre sus telas UNA Y OTRA Y OTRA VEZ

insistentemente con suma pesadez,

noche tras noche volviendo a fenecer.

El llanto asoma, la rabia impera,

la pena me acoge encerrándome en su trinchera.

El silencio de la noche acurruca mi dolor

Una maldita daga asoma de mi corazón

Se clava y se clava con rabia impulsada por la traición.

De mi garganta brotan alaridos de sinrazón

Como gato salvaje araño mi almohada.

Que antaño fue nuestra que ahora te extraña.

Me arranco la piel, jirones enteros

dejando mis carnes desudas al viento

El calor me abrasa el frio atenaza

Y sigilosamente la locura me emplaza.

Así, hora tras hora no suman la noche

el tiempo no pasa, solo repasa repasa y repasa 
como una moviola hurgando  la llaga, 
con ira, encono, virulencia y rabia 
sangrando la herida apretando revolviendo con la daga

Este cuerpo vencido, de alma destrozada
rota, aniquilada, a  penal  enviada

Confundido en recuerdos, maltratado y hundido

Este cuerpo ya vacío, sin anhelo de esperanza,
sin miramientos forzado a morar en las cloacas
Este alma y corazón desterrados sin piedad
a perder la razón y no volver a confiar 

Sin extraer la daga, bien  clavada a condición 
se erige en juez y  jurado, imponiendo su plena rendición
le instauran una pena sin miramientos ni compasión

MUERTE DE NECESIDAD

Así, nuestras sábanas quedaron huérfanas

amparadas solo por restos de tu piel.
Así, abrazo la soledad fiel compañera, 

que seguro me ha de traicionar también.

No suplico, nada imploro, con la culpa he de cargar
No suplico, nada imploro, pasa por sin medida entregar
No suplico, nada imploro, se que ha de volver a pasar 
si la pena impuesta me da tregua y me vuelvo a enamorar,
si la daga se amilana y otra oportunidad me da.
No suplico, nada imploro se que ha de volver a pasar
porque, seguro, sin medida mi alma volveré a entregar


Con inmenso desazón y desbordada de dolor
mi mente no me da tregua obligando al corazón
en que forma  en que manera doblegar mi pena.

Asi, a lo lejos un atisbo de cordura asoma
gritando, voceando, 

¡DOSIFICA, TEN MEDIDA!

Lo quiero escuchar, presto atención.... pero no... 
pasa de largo, sabe que no atendere a razón.
No suplico, nada imploro, si me vuelvo a enamorar 
se, que volvera a pasar, porque todo lo he de entregar.